Durante este último año ha quedado patente que el teletrabajo ha llegado para quedarse y que trabajar desde casa se ha convertido en una tendencia en aumento.
Cambiar la oficina por el salón de casa puede brindar ventajas, pero también requiere establecer ciertas condiciones de espacio, equipamiento y organización para evitar riesgos para la salud.
Últimamente se está evidenciando que el trabajar en remoto, sin el apoyo inmediato de los compañeros, unido al desconocimiento o la dificultad para usar nuevas tecnologías, compartiendo dispositivos (en el peor de los casos) y agravado con situaciones como la mala conexión a internet, pueden generar situaciones de ansiedad que jueguen en nuestra contra.
Además de que el trabajar desde casa puede hacer incurrir a las personas en errores como trabajar en pijama, no llevar una rutina adecuada, además de una mala ergonomía que afecta a la salud del trabajador.
Todas estas dificultades técnicas han derivado en un concepto cada día más en auge como es el «tecnoestrés», un término que alude al teletrabajo como uno de los principales causantes y desencadenantes de estrés y ansiedad laboral.
En el empleo presencial, cuando no se conoce una herramienta de trabajo o esta falla, siempre podemos recurrir a un compañero que nos eche una mano o bien al departamento indicado y si es una herramienta informática la que falla, tenemos un soporte técnico que nos asiste (con más o menos inmediatez). Pero con el teletrabajo, el profesional se encuentra en casa más aislado y desprotegido, sin el apoyo inmediato del equipo y unido a la vida laboral únicamente por la tecnología, esto puede motivar una sensación de soledad y de aislamiento que puede llegar a ser una fuente de ansiedad.
Desde que se inició la pandemia, el tecnoestrés ha cobrado más relevancia entre los trabajadores, debido a un mayor desajuste entre la necesidad de usar las tecnologías en el puesto de trabajo y los recursos, conocimientos o tiempo disponibles.
A esto, se le une otra exigencia actual creciente como el uso continuado del móvil, ordenador, tableta, correo electrónico y whats App, que ahora más que nunca se extiende fuera del horario laboral, lo que conlleva la imposibilidad de desconectar como es debido una vez que hemos finalizado nuestra jornada de trabajo.
Para los que os habéis unido últimamente a esta nueva e imparable tendencia del trabajo en remoto, aquí os facilitamos una pautas para un teletrabajo más saludable:
- – Organiza bien tu rutina laboral o de estudio. Empieza y termina de estar en el ordenador, más o menos, a la misma hora.
- – Aísla tu espacio de trabajo. Habilita un espacio más o menos amplio y lo más aislado posible del resto de la casa. Si es posible que disponga de luz natural y lejos de las fuentes de ruido. Si los tiempos de uso de los dispositivos son compartidos, deben estar claros para evitar interrupciones.
- – Cuida la ergonomía de tu mobiliario. La mesa es mejor que sea ancha y elevada entre 65 y 68 cm y busca la silla de la casa que se adapte mejor a la mesa. Lo ideal es que sea regulable y cuente con 5 apoyos rodantes en el suelo, apoyabrazos y respaldo reclinable, pero la clave es que tu postura sea cómoda y ergonómica.
- – Adopta una postura buena para trabajar. ajusta el respaldo de la silla para que la espalda se mantenga erguida y forme un ángulo recto con tus muslos, así como entre tu brazo y antebrazo. Si puedes, usa un reposapiés, antideslizante y no cruces las piernas. El teclado y el ratón han de permitirte trabajar en una postura que no canse los brazos ni las manos. Cuando notes agarrotamiento muscular levántate y haz algún estiramiento.
- – Protege tu visión con una pantalla adecuada. La pantalla debe estar situada a unos 40-55 cm de distancia de tus ojos y la imagen ha de ser nítida y no emitir destellos, parpadear o vibrar. Procura no estar sentado frente a la ventana, ya que puede hacer difícil la adaptación ocular al brillo de la pantalla. Mejor si es luz natural, y si es necesario, utiliza lámparas.
- – Acondiciona un espacio para tu trabajo. La habitación tiene que estar siempre bien ventilada y a una temperatura agradable.
- – Organiza tu tiempo de trabajo y las pausas. Planifícate y organiza un horario para cada cosa, tiempo para trabajar, para realizar pausas de descanso y para comer o merendar. Haz pausas breves y regulares para aliviar la tensión muscular. Son preferibles a las largas y espaciadas porque una vez alcanzado el estado de fatiga, es más difícil recuperarse. Dedica esas pausa a descansar la vista, no ha consultar el móvil o leer. Camina un poco para desentumecer y realizar estiramientos. además programa las pausas del almuerzo o la merienda para no picar en cada descanso. Parpadea con frecuencia mientras trabajas y descansa 5 minutos cada hora. Puedes realizar ejercicios beneficiosos para la salud como girar los ojos de arriba a abajo y de derecha a izquierda.
- – Desconecta al terminar. Intenta no prolongar el horario durante la noche o el fin de semana. Desconecta del correo y del teléfono de trabajo, en la medida de lo posible, y dedica tiempo a la familia, al ejercicio y a ti mismo.
Espero que estos consejos te ayuden en tu día a día en el trabajo!
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